domingo, 1 de diciembre de 2013


Ya sé que tengo el tiempo hace tiempo enredado en los tobillos,

 y a la altura de mis ojos otras cosas.

Una materia en mí que busca ser desaparece.

Soy entonces el mineral  de la roca que arde en tus ojos.

Dejar de ser es cosa del tiempo.

Basta con dejar de sentirse para no ser.

No ser es el modo más preciso de igualarse a las cosas.

La sangre derramada por tanta palabra muerta es.

La sed que da la sal de tanta herida es.

Escalo todos los silencios como nunca para divisar su nombre como siempre.

Desde esta altura no se vive.

Desde esta alta hora que es ahora no se muere.

Brilla el mineral bajo mis manos mientras lo pienso.

Suena en todos los colores un cantico inverso.

¿Qué voluntad provocó el ocaso?

 ¿Qué palabra le siguió a la noche?

 Que se apague la Luna.

Quiero una oscuridad digna de mi pena

Una nube en cada gota.

Una música violenta que levante piedras.

Una balada de otro tiempo para el tiempo incrustado como bala en la memoria.

Una memoria de pez habituado a lo aéreo, quiero.

martes, 27 de agosto de 2013

nube


 La mirada que se siembra en la tierra como árbol. Y al tiempo asciende.

Habrá de ser por la lluvia. Por ese mineral que gana.

Hay una nueva fuerza entre nube y nube.

Cae un torrente de agua pasada.

 El pasado nada.

VUELO DE SABANAS





Las sábanas  enroscadas entre tú yo y la noche

quieren alzar el vuelo usándonos de cuerpo.

Entregadas al vidrio de tus ojos

me miran las horas, se tumban y rompen el todo.

Vuelve al principio el mundo.

Sin tus ojos estás.

Yo amo la queja que levantas en lo oscuro,

cuando el silencio entra por la puerta cerrada.

Tiritando tu frío cierro las ventanas.

cuando despiertas  preguntas

Qué habrá pasado en el mundo?

Fueron a volar lejos las sábanas.